miércoles, 23 de septiembre de 2015

El profeta de la montaña

Iba en la micro y me pareció ver a un conocido. 
Por su bolso, lleno de logos académicos vinculados a la performace, los cultural studies and the teatrical works, supuse que era actor y un estudioso de las artes escénicas. 
Cuando agarró su celular y pidió coordinar la sala de ensayo de "la obra" y coordinó la pasada general del estreno de "la obra" y pidió no se qué cosa de "la obra", me dije que sí, de alguna parte lo conocía y seguramente es otro de los que amamos el teatro.
Pero cuando se subió el hombre a la micro, por la puerta del medio y pidiendo permiso para entrar con su marote; cuando comenzó a contar las fábulas de Esopo con su voz gastada y esa ruma de paños viejos se transformó en el Profeta de la montaña; cuando terminó sus cuentos y pidió su recompensa y algunos aplaudimos su sencilla tarea de la representación sin que el del bolso nunca ni siquiera lo mirase, comprendí de inmediato porqué no sabía quién era ese supuesto conocido, ni sabía de su obra ni me lo había topado nunca en ningún teatro.



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